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Los MANTRAS son esas palabras raras que nos hacen cantar en clase de yoga, hecho que a alguno que otro le hace pasar un poco de vergüenza (qué le vamos a hacer, somos así…).

La palabra MANTRA emana del sánscrito, una lengua que literalmente significa “la lengua perfecta” (“sans” perfecto, “krito”, lengua). Sus 50 sonidos relacionados con las 50 expresiones o vrittis de la Creación fueron captados por los yoguis en samadhi (trance). Esa es la razón por la que los mantras están en sánscrito y tienen capacidad para “colocar” al sujeto, para llevarlo al trance.

MANTRA es fruto de la suma de dos elementos: el vocablo mans, que puede definirse como “mente”, y tra, que es sinónimo de “liberación”. Es un término que puede traducirse como “pensamiento”. El mantra actúa como una herramienta que ayuda a liberar la mente del flujo constante de pensamientos. Gracias a la repetición del mantra, la persona ingresa en un estado de concentración profunda. La meditación, con la ayuda de la mantra, permite que el sujeto concentre su atención en su propia conciencia, en un pensamiento o un objeto externo.

El mantra BABA NAM KEVALAM también es sánscrito. Baba, de la raíz sánscrita laolik Bapra, significa “La cosa más querida de este Universo”, la Conciencia Suprema, el Todo”. “Nam” significa “nombre” o “vibración”. “Kevalam” significa “solamente”, pero con la idea de no -dualidad o también “la única entidad», “la entidad no dual”.

Con esto, BABA NAM KEVALAM significaría: “Solamente existe una consciencia universal”, o también “Sólo existe la Unidad, formamos parte del Todo”.

Por la sencillez de su fonética, Baba, es quizá la palabra universal más fácil de pronunciar. La pronunciación de sonidos como la “a” afecta positivamente a la garganta, pulmones y cerebro.

Los sonidos involucrados en BABANAMKEVALAM (B, M, N, A, E…) hacen resonar prácticamente todo el cuerpo (la M el cerebro, la N la cavidad nasal, la E la garganta, la A el abdomen, la K el cerebro, la B la garganta, abdomen…). Por eso antes de meditar ayuda mucho cantar o danzar con este mantra o tenerlo de música de fondo.

El mantra OM se considera que tiene un alto poder espiritual y creativo. Es a la vez un sonido y un símbolo rico en significado y profundidad, es la combinación de lo físico con lo espiritual. Se pronuncia AUM.

OM se compone de cuatro elementos:
  • El primer sonido es A, que se pronuncia como una prolongada “AH”. El sonido se inicia en la parte posterior de la garganta. Al pronunciarlo, podrás sentir tu plexo solar y el pecho vibrando.
  • El segundo sonido es la U, que se pronuncia como una prolongada “oo”. El sonido transfiere suavemente la vibración a la parte trasera de la boca, pudiendo sentir esta vibración también en la garganta.
  • El tercer elemento es M, y se pronuncia como una prolongada “mmmm” con los dientes delanteros tocando suavemente. La vibración se siente ahora en la boca y en toda la cabeza.
  • El último elemento es el silencio profundo del Infinito. Al pronunciarlo hace cerrar los labios, que es como cerrar la puerta del mundo exterior y volcarnos hacia dentro de nosotros mismos.

Simbólicamente, las tres letras encarnan la energía divina (Shakti) y sus 3 aspectos elementales: creación (Bhrahma Shakti), preservación (Vishnu Shakti) y liberación (Shiva Shakti).

El sonido Om, al ser cantado, vibra a la frecuencia de 432 Hz, que es la misma frecuencia de vibración de todo lo encontrado en la naturaleza.

Om es el sonido básico del universo, de modo que al cantarlo, estamos simbólica y físicamente sintonizando con ese sonido y reconociendo nuestra conexión con todos los seres vivos, la naturaleza y el universo.

Además, las vibraciones y la pronunciación rítmica también tienen un efecto físico sobre el cuerpo, ya que ralentiza el sistema nervioso y calma la mente, un efecto similar a la meditación. Cuando la mente se relaja, la presión arterial disminuye, mejorando la salud de tu corazón.

¡Los mantras son bueeenooos! que no te de vergüenza 😉

NUNCA SE SABE

Nunca desaproveches una oportunidad para aprender, lo que sea!

Después de muchos años de estudiar y ganarme la vida en un área determinada de conocimiento, me encuentro con que aquello que aprendí de forma colateral o como afición es lo que en este momento ocupa mi tiempo, lo que mejor sirve a los demás y, lo mejor de todo, lo que más me satisface.

Nunca se sabe para qué vamos a emplear aquello que aprendemos. Sin duda el mayor gozo de poseer algún conocimiento es poder ponerlo al servicio de los demás además de usarlo para nuestro beneficio.

¿Que te tocó vivir solo y aprendiste a cocinar? ¡Invita a tus amigos a una buena cena!

¿Tienes gusto para sacar fotos? ofrécete a hacer ese reportaje del bebé de tu amiga, porque sí, porque le entregas algo precioso que tú tienes y que a ella le sirve.

Cuando sales del círculo esclavo de «Dar para Recibir» y simplemente das porque lo tienes, sin esperar nada a cambio, la magia ocurre, de verdad!

Os cuento mi caso: cuando viví en el extranjero tuve la oportunidad de aprender dos idiomas, a pesar de que no era el objetivo principal de mi estancia, sino más bien un aprendizaje necesario y que iba en el pack. Ahora me encuentro solicitada para enseñar esos idiomas a personas realmente interesadas, que encuentran gran valor en algo que yo daba por sentado, y eso me aporta una gran satisfacción.

Por otra parte hace muchos años que empecé a practicar yoga, para mi propio beneficio. Ahora me encuentro que mi actual profesora confía en mi para que la sustituya en sus clases mientras está de viaje. Lo voy a hacer encantada, y gratis, porque para mi supone un reto y porque me siento feliz de poder hacerle ese favor. Además, me ahorro pagar por las clases y me entusiasma pensar en lo mucho que voy a aprender.

El dibujo, la pintura, las manualidades… todo aquello que hacía en mi tiempo libre como hobby ahora se ha convertido en un pilar importante en mi vida. Me encuentro ilustrando un cuento infantil porque me lo han pedido, recibiendo buenísimas críticas llenas de cariño por parte de conocidos y desconocidos. Me encuentro con la máquina creativa siempre en marcha en busca de nuevas ideas para Tutuchi, mi «marca» personal de artesanía que me permite ayudar a los animales más desfavorecidos.

Y me encuentro que buscar ayuda para mis propias gatas me ha abierto la puerta a un mundo que no podía imaginar. Hace poco más de un año no sabía nada de reiki, flores de Bach, almas, energías… ahora estoy compartiendo lo que he aprendido con personas y animales a los que en mayor o menor medida creo que puedo ayudar.

En este mundo muchas personas se sorprenden si das algo simplemente por el hecho de dar. Yo os digo que la mirada de agradecimiento y amor que sale de una persona a la que le ofreces algo sin pedir nada a cambio no tiene precio.

No des para recibir lo que quieres. Da, y recibirás lo que necesitas (aunque no sea lo que querías).

No dejes de aprender, y sobre todo de compartir lo que aprendes, de ponerlo al servicio de todos. Todo lo demás son detalles.

SOMOS ESTUDIANTES Y MAESTROS

Hace un par de días mi compañera de Sunday Paper me recordó que tenía un poquito olvidado el blog, y tiene razón!

He estado buscando un post que vi en Facebook sobre el libro «Death of a Hero, Birth of the Soul«, el cual no he leído pero me gustaría aunque esperaré a ver si lo publican en España que no estoy para derrochar encargando un envío desde EEUU.

Lo que me llamó la atención, aparte del libro en si, fue la imagen del post en la que se veía a un ejecutivo hablando por el móvil y en una nube-bocadillo que salía de su mente ponía: reiki, yoga, zen, meditation, y debajo ponía HERO. Al lado había un monje budista y en su mente sólo se leía «…». Debajo ponía SOUL. No conseguí encontrar el post pero me llamó la atención la imagen porque en mi mente, aunque sigue habiendo búsqueda, cada vez hay más «…». Creo que significa que cuando has encontrado un camino adecuado para ti y caminas por él, poco a poco dejas de analizar las cosas y buscar alternativas y empiezas simplemente a disfrutar de la caminata, y que lo que antes buscabas como alternativa a aquello que no funcionaba queda tan integrado en tu vida que ya no le pones nombres.

Una de las cosas que he integrado en mi vida es detectar la negatividad al instante, tanto si proviene de mí misma o de otros, observarla, perdonarla y luego pasar por su lado y seguir mi camino. No siempre lo consigo, pero estoy trabajando en ello.

En cuanto a la negatividad que en ocasiones puede surgir de mi, me resulta fácil apagar esa chispa molesta, reírme de ella reconociendo que es una jugarreta del ego para fastidiarme, y que como el ego es una invención mía y no existe, la negatividad no puede sino desaparecer al instante.

Esto me lo han enseñado algunos maestros con los que me he cruzado en el último año. Una de esas maestras escribió en su blog Corazón de Gato una entrada hace un par de días que recomiendo leer y con la que me siento bastante identificada. Me siento muy agradecida a todos esos maestros que me han mostrado un camino mucho más acertado que el que seguía anteriormente, consciente (ellos/as saben quienes son!) o inconscientemente.

Todos tenemos maestros en algún momento de nuestra vida, algunos son más importantes de lo que ellos o ellas podrían llegar a pensar. También todos somos maestros de alguien en algún momento, aunque no nos demos cuenta.

Ser maestro es una responsabilidad, y sin duda la única forma de enseñar algo a alguien es SER ÍNTEGRO Y HONESTO Y PREDICAR CON EL EJEMPLO. Es decir, que si quieres que alguien aprenda algo de ti, lo mejor es practicar tú mismo aquello que proclamas.

No digas que eres sincero, sé sincero. No digas que eres una buena persona, compórtate como tal. Y muchos etcéteras…

Lo mismo ocurre cuando te parece que algún comportamiento de una persona de tu alrededor no es un comportamiento que le vaya a beneficiar. Esto es un poco peliagudo porque para identificar un «mal comportamiento» tenemos que recurrir al juicio, y esto implica que creemos tener criterio para juzgar a otros. Sin embargo hay algunos comportamientos o actitudes que claramente no hacen ningún bien a nadie.

Uno de ellos es la NEGATIVIDAD. Yo he estado ahí, quejándome por todo, lamentándome de lo injusta que es la vida, guardando rencor a mis «atacantes» y sintiéndome una víctima. Pero viendo que esa actitud nunca ha cambiado la situación y además no me ha hecho sentir mejor, he llegado a la conclusión de que es una «mala actitud» ser negativo.

Ahora se que todas las quejas, ataques, críticas, pesimismos, etc… tienen un mismo origen y este es el MIEDO, que a su vez procede de un sentimiento de CULPA y que es contrario al AMOR. El contrario de amor no es odio, sino miedo.

Cuando veo a personas muy cercanas a mí viviendo con miedo, preocupación, negatividad, ánimo de criticar y quejarse constantemente, etc… sé que viene de una culpa y un miedo muy antiguos y profundos, y de una falta de amor… hacia ellos mismos. Lo único que puede hacer uno cuando reconoce esto es sentir compasión, perdonar y dar ejemplo mostrando una actitud positiva ante la vida. De nada sirve discutir con ellos sobre justicia, religión o política, ni mucho menos alimentar su actitud negativa aunque sea como forma de mostrar empatía.

Lo que hay que hacer es lo mismo que cuando uno reconoce un brote de negatividad propio: detectar la negatividad al instante, observarla, perdonarla y luego pasar por su lado y seguir por el camino. Y después de todo eso dirigir un pensamiento amoroso hacia aquellos que no están todavía preparados para ver las cosas de esta manera (lo estarán, a su tiempo).

Si uno es constante con este hacer, quizás haga ver a sus «estudiantes» las cosas desde otra perspectiva, y quizás sigan su ejemplo y aprendan a perdonar y perdonarse para convertirse a su vez en maestros. Esto último sólo depende de ellos, pero si hacemos nuestra parte y además seguimos aprendiendo ya estamos haciendo una diferencia.

Al final todos somos el mismo actor interpretando millones de papeles diferentes en un Universo inventado 😉

Body Scan a la luz de la Luna

Queda oficialmente inaugurada mi habitación Zen para yoga y meditación.

Con la fuente-bebedero, la preciosa Tanka budista que me regaló mi ex-vecina y amiga, las velas y el incienso, la tela «cubre-sofá» que me autoregalé en el rastro madrileño, la alfombra de mimbre que otra buena amiga me acompañó a comprar, la alfombrilla de yoga que he usado desde hace más de 10 años y que me ha seguido en mis mudanzas y el pareo fucsia que me compré para ir a Cuba. Todo listo para la práctica!

Nota: la próxima vez encenderé la estufa un ratito antes…

Para mi primera sesión he elegido el audio de Body Scan de la serie de Jon Kabat-Zinn, autor de «Full Catastrophe Living» y el que acuñó el famoso término de «Mindfullness» o consciencia plena.
Leí este libro el pasado verano por recomendación de mi evolucionado hermano, y me abrió un poco más los ojos para ver aquello que es importante.

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Total, que me tumbo y le doy al play…
La voz suave en inglés me recuerda cómo se llaman las partes del cuerpo en este idioma: toes, heals, ankles, knees, thighs, hips, waist, spine, elbows, armpits, jaw, chin, forehead…
Afortunadamente y a pesar de haber perdido un poco la práctica, mi experiencia con el yoga me ha permitido concentrarme y dispersarme sólo unas pocas veces, hasta que llegó ella…

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Luna opina que es muy divertido ver cómo la cremallera de mi sudadera sube y baja con mi respiración, y más divertido aún es cazar la cremallera saltando sobre ella.
Después de unas risas se ha ido a molestar a Tora y ha vuelto para olisquearme (estará viva??) para acabar tumbándose en el hueco entre mis piernas.

Ha sido toda una hazaña terminar la práctica conscientemente.

Lo importante es que he empezado. El primer paso es el más importante.

#yoga #meditation #cat #mindfullness