Los iniciados en Reiki vivimos en base a cinco principios básicos, acotados en una franja de tiempo manejable y asumible que es el «sólo por hoy», que además refleja la importancia de vivir en el tiempo presente lejos de la culpabilidad y resentimiento del pasado y de la ansiedad y preocupación por el futuro.
Estos principios son:
NO ME ENOJO: a pesar de que parezca que la vida nos brinda muchas ocasiones para enfadarnos, hacerlo supone que previamente hemos juzgado, y cuando juzgamos es nuestro ego el que toma el control, lo cual nunca nos beneficia. Si se nos pone delante una situación en la que nos sentimos agredidos, es mejor recordar este principio y pensar que quizás no seamos quienes para juzgar o que quizás tengamos más responsabilidad sobre lo que nos pasa que la que pensamos.
NO ME PREOCUPO: preocuparse es ocuparse antes de tiempo. Es poner la energía en el futuro y desatender el presente. Es como pensar en los frutos y no regar las semillas. Lo que sembramos en el presente es lo que construye el futuro, así que pongamos la energía ahí.
SOY AGRADECIDO: si reflexionamos encontraremos muchas más cosas por las que estar agradecido que cosas por las que lamentarnos. Ser agradecido por todas las bendiciones con las que se nos ha obsequiado sólo puede resultar en una cosa: felicidad. Además, ser agradecido con lo que uno tiene hace que siga recibiendo bendiciones.
SOY DILIGENTE Y HONESTO EN MI TRABAJO: esto quiere decir que, hagas lo que hagas, desde fregar un plato hasta conversar con una persona o entregar una tarea, debes hacerlo con el corazón y con honestidad, poniendo toda tu atención y siendo consciente de lo que haces y de que estás dando lo mejor de ti mientras lo haces.
SOY AMABLE CON LOS DEMÁS: precisamente por la misma razón que no tenemos ningún criterio válido para juzgar a otros, nuestra actitud debe ser siempre la de mostrar amabilidad, especialmente cuando estamos recibiendo hostilidad, ya que esto no es más que una petición desesperada de amor. Sólo con nuestra amabilidad podremos disolver cualquier rastro de hostilidad.
Os puedo decir que, recordando estos principios por la mañana y siguiéndolos durante el día, las penas se convierten en glorias.
Sin ir más lejos, mi escenario se transformó ayer de la siguiente forma:
Una visita a la comisaría para denunciar por tercera vez un fraude se transformó en un agradable e inspirador reencuentro con el agente más hermoso del planeta 😉 y todo gracias a la no preocupación y el no enfado.
La posterior visita al banco arrancó sonrisas mías y de los trabajadores gracias a proyectar amabilidad en lugar de hostilidad. Disfruté haciendo un encargo solidario, aprendiendo, superando retos y sabiendo que el resultado haría felices a personas y animales. Trabajé honestamente y ahora me siento muy bien.
Una reacción que podría haber interpretado como injusta por parte de un ser querido se transformó en agradecimiento en el momento en que yo respondí con comprensión y agradecimiento propio en lugar de enfado.
Pues… Todo son ventajas! Y además… Es sólo por hoy.