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EL AGUA: moléculas sencillas y fascinantes

El cuerpo humano está constituido por agua en un 60% en peso. En algunos organismos el contenido en agua llega a ser del 90%. Las funciones del agua en nuestro cuerpo son muy variadas: medio de transporte, controlador de temperatura, material de construcción, absorbedor de impactos, lubricante, etc…

Siempre se dice que los organismos están hechos de carbono, pero en realidad están hechos de agua!

¿Qué tiene el agua de especial? se trata de una molécula con tres átomos: dos de hidrógeno y uno de oxígeno. La diferencia de potencial eléctrico entre sus átomos hace que se forme un dipolo, con polaridad negativa en el oxígeno y positiva en los hidrógenos.

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Lo más fascinante de las moléculas de agua es cómo interactúan con otras moléculas de agua y también con otras moléculas polares. Los puentes de hidrógeno se forman entre los polos opuestos de este tipo de moléculas polares, y son de gran importancia en la química orgánica. Los puentes de hidrógeno aparecen en el ADN, y las proteínas, por ejemplo. El punto de ebullición del agua, la menor densidad del hielo respecto al agua líquida y la consistencia de la glicerina están vinculados a la presencia de puentes de hidrógeno en las moléculas.

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Dependiendo de las moléculas e iones que el agua tenga en disolución, y también de las condiciones de diversa índole presentes en el sistema, las moléculas de agua se organizarán de una forma u otra, y cristalizarán a bajas temperaturas formando unos patrones u otros.

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En esta página puedes ver fantásticas fotografías de cristales de agua y las diferentes estructuras que forman: http://www.snowcrystals.com

Cuando un cristal de agua se forma, todo empieza con un pequeño hexágono. Por ello los copos de nieve tienen simetría hexagonal, aunque los diseños de crecimiento sean diferentes.

La simetría hexagonal está presente en todas partes en la Naturaleza, y el número seis guarda una extensa simbología y significado en geometría sagrada. Se le considera un número creador a partir del cual todo nace (http://abajocomoarriba.blogspot.com.es/2015/07/la-simbologia-del-numero-6.html).

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Masaru Emoto ha desarrollado un interesante trabajo acerca de cómo influencias del tipo no material, como la música, las palabras, los pensamientos, etc… afectan a la formación de cristales de agua. Si no conoces su trabajo, puedes visitar su página: http://www.masaru-emoto.net/english/water-crystal.html, o ver el documental: https://www.youtube.com/watch?v=PDW9Lqj8hmc

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Con todo esto podemos apreciar que el agua es en la vida como un director de orquesta, transmitiendo, recordando, transportando, facilitando, comunicando… y no solo el medio donde pensábamos que «flotaba» todo lo demás. Es curioso cómo una molécula tan sencilla, y además inorgánica puede ser la base de la vida.

La próxima vez que bebas tus dos litros de agua diarios, vigila que sea agua de calidad y que lleve la información adecuada 😉

 

SUBCONSCIENCIA Y NIÑO INTERIOR

La consciencia es el conocimiento inmediato que un sujeto tiene de si mismo, el reconocimiento de la propia existencia.

Resulta que la consciencia tiene dos facetas: la autoconsciencia, que utilizamos para hablar, pensar, recoger datos a partir de nuestras experiencias… y la subconsciencia, que se encarga entre otras cosas de hacer funcionar nuestro organismo, y que además es la que de verdad «dicta» la realidad del sujeto.

Esto último significa que la subconsciencia es la que genera toda la realidad percibida por el sujeto a partir de los datos que tiene, lo cual deposita todo el poder al propio sujeto.

La subconsciencia es llamada también «el niño interior», y tiene ciertos limitantes que hace que tú (la autoconsciencia) y ella (tu niño interior) no se entiendan perfectamente. Para conocer mejor cómo funciona la subconsciencia enunciaremos sus características:

1. Tu niño interior no puede diferenciar entre lo que es real, lo que imaginas
y lo que recuerdas. Para ella todo esta sucediendo y en el ahora. Es decir que si te anclas en recuerdos pasados, tu niño interior interpreta que estás viviendo esas situaciones en el momento presente. También significa que si te pones a imaginar el futuro de una situación, para tu niño interior lo estas viviendo tal y como lo imaginas ahora.
En definitiva, en aquello en o que te enfoques (pasado/futuro bueno o malo), será lo que atraigas a tu vida.

2.- Tu niño interior no puede distinguir entre tamaños de logros y/o fracasos. Para tu niño interior es exactamente lo mismo el ponerte a la pata coja que ganar un premio Nobel de Física. De la misma manera es el mismo fracaso el no hacer algo que decidiste hacer como que provoques un accidente en cadena.
Tu niño interior lo que hace es dedicarse a contar de forma general los logros y los fracasos que tienes todos los días. Con este conteo genera una creencia acerca de ti mismo: o cree que eres una persona de logros, o que eres una persona de fracasos.

3.- Tu niño interior sabe distinguir los fracasos y el dolor perfectamente, pero no sabe distinguir bien los logros, y es muy necesario que se los indiques. Puedes hacer una lista diaria de logros y decirte que lo lograste, para que la balanza de las cosas positivas crezca, y tu niño interior adquiera la creencia de que eres una persona exitosa.

4.- Tu niño interior no puede diferenciar en el tiempo, para ella todo pasa
en presente.

5.- Tu niño interior no puede diferenciar entre los problemas (problemas = fracasos) tuyos de los de otras personas, y por lo tanto todos los que observa los considera tuyos.
Cada vez que imaginas algo doloroso o un fracaso o problema tuyo o de otros, cada vez que lo recuerdas, la suma de los fracasos crece.
Además tu niño interior tiene que comprobar por si mismo que lo que cree es verdad. Si tu niño interior cree que eres un fracasado, va a demostrarlo una y otra vez.
Si tu le implantaste a tu niño interior la idea de que eres pobre, él necesitará demostrártelo una y otra vez.

Por ello es vital que las creencias que tenemos en la subconsciencia cambien, y hay que cambiarlas por crencias positivas, por pensamientos de que tenemos logros y enfocarnos en lo positivo.

Nuestra subconsciencia es como una gran base de datos que recoge todo lo que le proporcionamos, y se lo toma todo literalmente, sin juzgar. Ella se lo cree todo.

A lo largo de muchos años y muchas vidas le hemos proporcionado a nuestro niño interior un sinfín de datos a partir de nuestras experiencias, pensamientos y emociones. Nuestro niño interior ha sacado conclusiones a partir de todos esos datos, transformándolos en creencias que condicionan nuestra vida presente. La subconsciencia es como la parte sumergida de un iceberg. Es la parte más voluminosa aunque permanezca oculta bajo las aguas.

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Debemos limpiar todas esas creencias acumuladas en nuestro subconsciente para así poder reconciliarnos con nuestro niño interior y lograr una comunicación y un entendimiento pleno entre las dos partes de nuestra consciencia.

Ho’oponopono es un arte hawaiano muy antiguo de limpieza de subconsciencia, reconciliación con el niño interior y resolución de problemas.

En el pasado toda la familia tenía que estar presente, y uno en uno iban pidiendo perdón a los otros. Ahora sabemos que no hay otros ahí afuera, son sólo nuestros pensamientos de la otra persona, nuestras propias memorias de la otra persona. Entonces, tomamos 100% de responsabilidad y limpiamos esas memorias.

Todo lo que aparece en nuestra vida es un pensamiento, una memoria, un programa funcionando (un error) y aparece en nuestra vida para darnos una oportunidad de soltar, de limpiar, de borrar. Lo que se borra de nosotros se borra de los demás, nuestra familia, parientes y ancestros, e inclusive de la Tierra. Se borra de todo. No tienes que estar en presencia de otros para pedir su perdón o para perdonarlos.

Limpiando nuestra subconsciencia volvemos al vació, a cero, donde la inspiración puede aparecer en nuestra vida y guiarnos. De esa manera podemos estar en el momento correcto en el lugar perfecto.

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Fuentes:

http://treyyo.blogspot.com.es/2010/03/tu-subconsciente-tambien-llamado-nino.html

http://www.hooponopono.es

SOMOS ESTUDIANTES Y MAESTROS

Hace un par de días mi compañera de Sunday Paper me recordó que tenía un poquito olvidado el blog, y tiene razón!

He estado buscando un post que vi en Facebook sobre el libro «Death of a Hero, Birth of the Soul«, el cual no he leído pero me gustaría aunque esperaré a ver si lo publican en España que no estoy para derrochar encargando un envío desde EEUU.

Lo que me llamó la atención, aparte del libro en si, fue la imagen del post en la que se veía a un ejecutivo hablando por el móvil y en una nube-bocadillo que salía de su mente ponía: reiki, yoga, zen, meditation, y debajo ponía HERO. Al lado había un monje budista y en su mente sólo se leía «…». Debajo ponía SOUL. No conseguí encontrar el post pero me llamó la atención la imagen porque en mi mente, aunque sigue habiendo búsqueda, cada vez hay más «…». Creo que significa que cuando has encontrado un camino adecuado para ti y caminas por él, poco a poco dejas de analizar las cosas y buscar alternativas y empiezas simplemente a disfrutar de la caminata, y que lo que antes buscabas como alternativa a aquello que no funcionaba queda tan integrado en tu vida que ya no le pones nombres.

Una de las cosas que he integrado en mi vida es detectar la negatividad al instante, tanto si proviene de mí misma o de otros, observarla, perdonarla y luego pasar por su lado y seguir mi camino. No siempre lo consigo, pero estoy trabajando en ello.

En cuanto a la negatividad que en ocasiones puede surgir de mi, me resulta fácil apagar esa chispa molesta, reírme de ella reconociendo que es una jugarreta del ego para fastidiarme, y que como el ego es una invención mía y no existe, la negatividad no puede sino desaparecer al instante.

Esto me lo han enseñado algunos maestros con los que me he cruzado en el último año. Una de esas maestras escribió en su blog Corazón de Gato una entrada hace un par de días que recomiendo leer y con la que me siento bastante identificada. Me siento muy agradecida a todos esos maestros que me han mostrado un camino mucho más acertado que el que seguía anteriormente, consciente (ellos/as saben quienes son!) o inconscientemente.

Todos tenemos maestros en algún momento de nuestra vida, algunos son más importantes de lo que ellos o ellas podrían llegar a pensar. También todos somos maestros de alguien en algún momento, aunque no nos demos cuenta.

Ser maestro es una responsabilidad, y sin duda la única forma de enseñar algo a alguien es SER ÍNTEGRO Y HONESTO Y PREDICAR CON EL EJEMPLO. Es decir, que si quieres que alguien aprenda algo de ti, lo mejor es practicar tú mismo aquello que proclamas.

No digas que eres sincero, sé sincero. No digas que eres una buena persona, compórtate como tal. Y muchos etcéteras…

Lo mismo ocurre cuando te parece que algún comportamiento de una persona de tu alrededor no es un comportamiento que le vaya a beneficiar. Esto es un poco peliagudo porque para identificar un «mal comportamiento» tenemos que recurrir al juicio, y esto implica que creemos tener criterio para juzgar a otros. Sin embargo hay algunos comportamientos o actitudes que claramente no hacen ningún bien a nadie.

Uno de ellos es la NEGATIVIDAD. Yo he estado ahí, quejándome por todo, lamentándome de lo injusta que es la vida, guardando rencor a mis «atacantes» y sintiéndome una víctima. Pero viendo que esa actitud nunca ha cambiado la situación y además no me ha hecho sentir mejor, he llegado a la conclusión de que es una «mala actitud» ser negativo.

Ahora se que todas las quejas, ataques, críticas, pesimismos, etc… tienen un mismo origen y este es el MIEDO, que a su vez procede de un sentimiento de CULPA y que es contrario al AMOR. El contrario de amor no es odio, sino miedo.

Cuando veo a personas muy cercanas a mí viviendo con miedo, preocupación, negatividad, ánimo de criticar y quejarse constantemente, etc… sé que viene de una culpa y un miedo muy antiguos y profundos, y de una falta de amor… hacia ellos mismos. Lo único que puede hacer uno cuando reconoce esto es sentir compasión, perdonar y dar ejemplo mostrando una actitud positiva ante la vida. De nada sirve discutir con ellos sobre justicia, religión o política, ni mucho menos alimentar su actitud negativa aunque sea como forma de mostrar empatía.

Lo que hay que hacer es lo mismo que cuando uno reconoce un brote de negatividad propio: detectar la negatividad al instante, observarla, perdonarla y luego pasar por su lado y seguir por el camino. Y después de todo eso dirigir un pensamiento amoroso hacia aquellos que no están todavía preparados para ver las cosas de esta manera (lo estarán, a su tiempo).

Si uno es constante con este hacer, quizás haga ver a sus «estudiantes» las cosas desde otra perspectiva, y quizás sigan su ejemplo y aprendan a perdonar y perdonarse para convertirse a su vez en maestros. Esto último sólo depende de ellos, pero si hacemos nuestra parte y además seguimos aprendiendo ya estamos haciendo una diferencia.

Al final todos somos el mismo actor interpretando millones de papeles diferentes en un Universo inventado 😉

Sólo por hoy

Los iniciados en Reiki vivimos en base a cinco principios básicos, acotados en una franja de tiempo manejable y asumible que es el «sólo por hoy», que además refleja la importancia de vivir en el tiempo presente lejos de la culpabilidad y resentimiento del pasado y de la ansiedad y preocupación por el futuro.

Estos principios son:

NO ME ENOJO: a pesar de que parezca que la vida nos brinda muchas ocasiones para enfadarnos, hacerlo supone que previamente hemos juzgado, y cuando juzgamos es nuestro ego el que toma el control, lo cual nunca nos beneficia. Si se nos pone delante una situación en la que nos sentimos agredidos, es mejor recordar este principio y pensar que quizás no seamos quienes para juzgar o que quizás tengamos más responsabilidad sobre lo que nos pasa que la que pensamos.

NO ME PREOCUPO: preocuparse es ocuparse antes de tiempo. Es poner la energía en el futuro y desatender el presente. Es como pensar en los frutos y no regar las semillas. Lo que sembramos en el presente es lo que construye el futuro, así que pongamos la energía ahí.

SOY AGRADECIDO: si reflexionamos encontraremos muchas más cosas por las que estar agradecido que cosas por las que lamentarnos. Ser agradecido por todas las bendiciones con las que se nos ha obsequiado sólo puede resultar en una cosa: felicidad. Además, ser agradecido con lo que uno tiene hace que siga recibiendo bendiciones.

SOY DILIGENTE Y HONESTO EN MI TRABAJO: esto quiere decir que, hagas lo que hagas, desde fregar un plato hasta conversar con una persona o entregar una tarea, debes hacerlo con el corazón y con honestidad, poniendo toda tu atención y siendo consciente de lo que haces y de que estás dando lo mejor de ti mientras lo haces.

SOY AMABLE CON LOS DEMÁS: precisamente por la misma razón que no tenemos ningún criterio válido para juzgar a otros, nuestra actitud debe ser siempre la de mostrar amabilidad, especialmente cuando estamos recibiendo hostilidad, ya que esto no es más que una petición desesperada de amor. Sólo con nuestra amabilidad podremos disolver cualquier rastro de hostilidad.

Os puedo decir que, recordando estos principios por la mañana y siguiéndolos durante el día, las penas se convierten en glorias.

Sin ir más lejos, mi escenario se transformó ayer de la siguiente forma:

Una visita a la comisaría para denunciar por tercera vez un fraude se transformó en un agradable e inspirador reencuentro con el agente más hermoso del planeta 😉 y todo gracias a la no preocupación y el no enfado.

La posterior visita al banco arrancó sonrisas mías y de los trabajadores gracias a proyectar amabilidad en lugar de hostilidad. Disfruté haciendo un encargo solidario, aprendiendo, superando retos y sabiendo que el resultado haría felices a personas y animales. Trabajé honestamente y ahora me siento muy bien.

Una reacción que podría haber interpretado como injusta por parte de un ser querido se transformó en agradecimiento en el momento en que yo respondí con comprensión y agradecimiento propio en lugar de enfado.

Pues… Todo son ventajas! Y además… Es sólo por hoy.

LA LUNA Y EL SOL

Archivando papeles me he encontrado con unos relatos que escribí para un trabajo de la asignatura de lengua allá por mitad de los ’90. ¡Menuda reliquia!

Comparto hoy con vosotros el primero de ellos, titulado «El Sol y la Luna». Leyéndolo después de tantos años me recuerda un poco a los árboles de Valinor del Silmarillion y también a la película «Lady Halcón». ¡Espero que os guste!

«EL SOL Y LA LUNA

Había una vez, en la cima de una montaña, dos árboles uno al lado del otro. Una noche, cuando la Luna estaba llena en el cielo, uno de los árboles dijo:

– Qué lástima me da la Luna.

El otro árbol, que estaba un poco adormilado, le preguntó:

– ¿Qué dices? ¿Que te da pena la Luna? ¿Por qué?

– Verás, la he estado observando durante las últimas semanas y he descubierto por qué está triste. – No sabía que estaba triste.

– Sí, por eso la noche es triste también. La Luna lo contagia todo con su tristeza, y todo el mundo prefiere dormir y levantarse con la alegría del Sol.

– Pero, ¿por qué iba a estar triste?

– Porque está enamorada del Sol.

– ¿Cómo dices?

– Sí, lo quiere con toda el alma, pero nunca podrá conseguirlo. únicamente puede aprovechar el breve instante del alba y del anochecer para verlo. A veces intenta tocarlo, pero nunca lo consigue. Después se pasa toda la noche esperando y pensando en él hasta que pueda verlo otra vez. De verdad que me rompe el corazón.

– ¿Y por qué dices que nunca podrá conseguirlo? Quizás algún día…

– No, eso es imposible porque no hay un día sin noche ni una noche sin día. Nunca podrán estar juntos. Cuando sale uno, el otro se va.

– No estés tan seguro. Yo creo que la Luna se merece una oportunidad y la tendrá.

Pasaron los días y los dos árboles discutían el amor imposible entre la Luna y el Sol. Decidieron hablar con cada uno de ellos para ver si podían hacer algo. Primero hablaron con el Sol:

– Sol, amigo Sol, ¿Nos escuchas?

– ¿Eh? ¿Qué queréis? Estaba secando las alas de aquella mosca que se había caído al río. – Verás, necesitamos que mañana al atardecer te retires un poquito más tarde.

– Oh, yo no puedo hacer eso. Necesito descansar para que pueda hacer mi trabajo al día siguiente. Cuando estoy cansado las nubes se ponen por medio y después todos os quejáis.

– Pero será solamente mañana al atardecer, ¡te lo pedimos por favor! – Bien, lo intentaré, pero todavía no me habéis dicho para qué.

– Ya lo verás, te aseguramos que vale la pena. Por la noche hablaron con la Luna:

– Señorita Luna, ¿nos escucha?

– Sí, ¿en qué puedo ayudaros?

– Mañana por la noche tienes que salir un poquito antes, y ponte bien guapa, mostrando tu máximo resplandor. Es una sorpresa, pero te gustará mucho.

– Si vosotros lo decís… no pierdo nada, peor no puedo sentirme.

Los árboles, satisfechos con su trabajo, esperaron impacientes el atardecer del día siguiente. Pasaron las horas. Veían al Sol haciendo un esfuerzo por mantenerse levantado.

– ¡Espera un poco más! – Le decían los árboles.

Cuando parecía que ya no podía más, la Luna, más hermosa, blanca y redonda que nunca, apareció lentamente por el horizonte. Nada más verla, el Sol pensó que era la cosa más bella que había visto nunca. La Luna no podía creer que estuviera viendo a su amado durante tanto tiempo. Ninguno de los dos podía articular palabra. Se acercaron poco a poco y se fundieron en un cielo lleno de colores que cambiaban a cada momento: naranja, rojo, rosa, violeta…

Los árboles lloraban de alegría, viendo como sus Romeo y Julieta rompían las leyes de la Naturaleza compartiendo el firmamento como Uno sólo. Permanecieron así unos momentos mágicos, viviendo al máximo caz segundo, desbordando energía por todo alrededor. Después se retiraron juntos hasta que desaparecieron.

Los árboles se quedaron mudos. Estaban maravillados mirando el lugar donde se había producido aquel milagro.

– Un día sin su noche y una noche sin su día.

– Ha sido fantástico. Tenías razón, pero nunca lo hubiera creído de no haberlo visto.

– Nunca pienses que algo es imposible. Todo, absolutamente todo puede llegar a ser diferente con el tiempo, por muy difícil que sea de creer.»